*Por Juan Pablo Parrilla

El gobierno de La Rioja anunció que el lunes comenzarán las fumigaciones aéreas contra el dengue, pero la información abrió un debate en el seno del Ejecutivo provincial. Fuentes oficiales de la Secretaría de Ambiente confirmaron a EL FEDERAL que aunque se evaluó dar marcha atrás, la decisión fue primero postergarlas por un día, para darle más tiempo a la población de prepararse, y luego se decidió posponerlas hasta que la discusión sea zanajada. Hasta el sábado había 812 casos confirmados en la provincia, la enorme mayoría en la capital.

La fumigación aérea fue sugerida desde la Secretaría de Ambiente, que conduce Santiago Azular. El funcioposnario reconoce que la iniciativa tiene sus bemoles, pero cree que la situación es excepcional, debido a la suma de la epidemia de dengue y la pandemia de coronavirus. “Hoy el mayor problema es la demanda del sistema de salud, por las consultas por dengue. Por eso buscamos una solución a gran escala, con el objetivo de descomprimir los hospitales”, explicaron a EL FEDERAL fuentes de la dependencia. Y agregaron que además de liberar los centros de salud, también se busca sacar de la calle a los trabajadores que están realizando tareas de descacharreo, desmalezamiento y fumigaciones.

En la otra vereda, la Secretaría de Agricultura se opone a la maniobra, pese a que está a cargo de las termofumigaciones que comenzaron la semana pasada por los barrios. Y tras el anuncio, también hubo llamados de advertencia a la Casa de las Tejas de profesionales de la Universidad Nacional de La Rioja.

El secretario de Agricultura, Harry Pérez -que está terminando una cuarentena en su casa por haber estado en Brasil-, ya había manifestado abiertamente en redes sociales su oposición a la fumigación aérea, antes que sea anunciada. El funcionario no está de acuerdo, fundamentalmente, con el uso de cipermetrina, un insecticida del grupo de los piretroides que se suele aplicar para fumigaciones agrícolas, no urbanas. El problema es que mata a todos los insectos pequeños, no sólo a los mosquitos Aedes aegypti, que transmiten el dengue y otras enfermedades.

Algunas de las fumigaciones que se hicieron en la ciudad hasta ahora utilizaron cipermetrina, pero en lugares puntuales, como terrenos baldíos en zonas en las que había casos de dengue. De prosperar la propuesta de la Secretaría de Ambiente, afectaría a todo el territorio.

No obstante, la fórmula de lo que se usará todavía no se definió. El Ministerio de Salud está trabajando en el tema. “Va a tener una concentración muy baja”, aclararon los impulseroes de las fumigaciones.

Lo que sí admiten en la Secretaría de Agricultura es que aunque hay otras soluciones para fumigar, el contexto no ayuda. Un ejemplo. Antes del parate que provocó la pandemia, la Secretaría de Agricultura había avanzado en las negociaciones para que la provincia adquiera cinco drones para aplicaciones agrícolas, que se podrían usar para las fumigaciones contra el dengue. Sería en lugares puntuales y sin gasto de combustible, ya que son eléctricos. Esas gestiones están trabadas.

Los defensores de las fumigaciones aéreas suelen citar también algunos casos supuestamente exitosos en la provincia de Buenos Aires y consideran que es una medida relativamente económica. La OMS no lo alienta, pero lo defiende en algunas situaciones extremas, aunque aclara que se deben usar venenos de baja toxicidad, que no afecten a otros mosquitos y que no es una medida eficaz a largo plazo. Dice, además, que sólo es efectiva al inicio de una epidemia. Pero también hay críticas.

Por un lado, una fumigación pone el riesgo la salud de la población. El veneno que van a utilizar es tóxico. La cipermetrina no es mortal para el ser humano, pero puede producir efectos crónicos y provocar intoxicaciones.

Por eso se decidió posponer el inicio de la iniciativa hasta el martes, para que la población se informe bien de todos los recaudos que deberá tomar, como quedarse dentro de la casa, cerrar los conductos de ventilación, apagar los aires acondicionados, tapar tanques de agua y piletas, poner las mascotas a resguardo y cubrir todo lo que haya en sus patios y jardines.

Pero además hay otro debate más de fondo y es, quizás, el más importante: las fumigaciones no son la medida más efectiva contra el dengue. El propio Ministerio de Salud nacional ha advertido que si bien en épocas de calor puede colaborar a reducir la cantidad de insectos, “no mata a todos los adultos” y algunas fórmulas “no afectan a las larvas y huevos”. Y  “una vez que el insecticida cae al piso o se evapora, ya no ejerce efectos sobre la plaga”.

En definitiva, la medida más efectiva para prevenir el dengue es la eliminación de criaderos de mosquito. Hay que comprenderlo de una vez por todas: hasta un vaso de agua puede ser suficiente para que se reproduzcan los mosquitos.

En el gobierno de Ricardo Quintela estiman que ya se descacharreó y desmalezó entre el 30 y 40 por ciento de la ciudad. Mientras resaltan la pasividad del municipio, creen que en 15 días llegarán al 60 ó 70 por ciento del terreno, y que en un mes el tema estaría resuelto.

Al respecto, altas fuentes del Hospital Vera Barros explicaron a EL FEDERAL que las medidas impulsadas en los barrios están generando buenos resultados. ¿La crítica? Se tardó mucho en empezar. ¿La duda? Esas medidas implican autorizar a muchísimas personas a romper sus cuarentenas.

En ese punto hay que hacer una pausa. Porque ese optimismo que los médicos empiezan a notar en la clínica contrasta con las cifras oficiales, que siguen creciendo. A los 812 casos confirmados de dengue se suman otros 1.486 que están en estudio. En la capital provincial ya se habla de un caso cada 100 habitantes.

Aunque es difícil medir el pulso social, parecería que entre los riojanos hay consenso de que las autoridades no fueron honestas al informar sobre el tema. El problema lleva a otro conflicto. En medio de la pandemia por coronavirus y la cuarentena obligatoria, la confianza en los que gobiernan es fundamental. Si nadie cree en lo que dicen, nadie les hará caso. Es lo que muchos le cuestionan a los presidentes Donald Trump y Jair Bolsonaro: quién les va a hacer caso a sus órdenes durante la crisis si su poder, en parte, está construido a partir de la denostación de todo el que no piense como ellos, y minimizaron la pandemia durante semanas. Eso provocó una inevitable crisis de confianza.

Lejos de esas formas, son muchos los que han advertido que el acatamiento de los consejos oficiales fue una de las claves en Corea del Sur, quizás el modelo que más se cita a la hora de hablar de los países que mejor están enfrenando el brote mundial. En el Ejecutivo provincial tomaron nota y está claro que en los últimos días cambió la forma de comunicar lo que está ocurriendo, hacia una estrategia mucho más directa y sincera. “No se va a ocultar nada de lo que pasé”, adelantó un importante funcionario de Salud a este medio hace unos días. La afirmación, si se verifica, no será una cuestión para nada menor. Al margen de los temas sanitarios, recuperar la confianza será uno de los pilares para atravesar la crisis.

CONSEJOS PARA LA FUMIGACIÓN:

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