*Por Juan Pablo Parrilla

Tras una maratónica sesión de 33 horas, el Senado sancionó el 15 de julio de 2010 la ley de matrimonio igualitario, que ya había recibido el visto bueno de la cámara baja. De los ocho representantes que La Rioja tenía en el Congreso, sólo dos senadoras votaron a favor. Los diputados de la provincia ni siquiera hablaron durante el debate, según consta en el diario de sesiones.

En la Cámara de Diputados hubo 125 votos a favor, 109 en contra, 4 abstenciones y 16 ausentes. Ninguno de los representantes de La Rioja apoyó la norma. Los que se pronunciaron en contra el proyecto fueron Hilda Aguirre de Soria, Julio Martínez, Alberto Paredes Urquiza y Marta Quintero. Y Jorge Yoma faltó a la sesión. No importó el partido político: ninguno estuvo a favor de la ampliación de derechos.

En el Senado, en tanto, Carlos Menem pegó el faltazo, mientras que las dos representantes del Frente para la Victoria votaron a favor: Ada Maza y Teresita Quintela.

Quintela había adelantado que se opondría a la normativa, pero finalmente dio su voto positivo pese a la agresiva campaña de la iglesia por el “No”. La presión fue tal, que Monseñor Roberto Rodríguez llegó a decir que iba a excomulgar a su compañera de bancada Ada Maza.

Monseñor Rodríguez, ex obispo de La Rioja.

Consultada por EL FEDERAL sobre esa amenaza del prelado, Maza comentó: “Fue una expresión del Obispo, no sé bien cómo es el trámite, pero sé que es complejo, se hace con el Papa, eso no debe haber llegado nunca, o al menos no tuve notificación”.

Tiempo después de la aprobación de la norma, monseñor Rodríguez acusó a las senadoras Maza y Quintela de cobrar coimas para apoyar el proyecto. Aunque no las mencionó, sentenció: “Hubo plata, me consta, porque los votos se compran”. Y su denuncia fue noticia nacional. Primero dijo que tenía pruebas. Luego confesó que lo había leído en el diario La Nación. Sus pruebas eran en realidad una columna del periodista conservador Joaquín Morales Solá que sugería que había habido presiones del gobierno nacional, pero que no hablaba de corrupción.

Esa denuncia del Obispo de La Rioja se enmarcó en una activa militancia de la iglesia católica en contra del proyecto. El Papa Francisco, en ese entonces arzobispo porteño Jorge Bergoglio, sostuvo que era “una movida del diablo”, habló de “la pretensión destructiva del plan de Dios” y afirmó que el proyecto podría “herir gravemente a la familia”.

La escalada no frenó y el ex presidente Néstor Kirchner denunció abiertamente las amenazas de la iglesia. “Cuando se tiene que presionar es porque hay muy pocos elementos para convencer”, advirtió.

Naturalmente, La Rioja no fue la excepción. “La iglesia acá ejerció muchísima presión. Hubo aprietes a los diputados y senadores”, subrayó a EL FEDERAL Alexandra Lobos, referente del colectivo LGTBIQ+ en la provincia.

Ada Maza, una de las dos senadoras que apoyó el proyecto.

Ada Maza lo recuerda así: “El lobby fue similar al que se hizo con la interrupción voluntaria del embarazo. Si bien son temas distintos, la iglesia tuvo mucho protagonismo en ambos”.

– ¿Cómo era el lobby?

El obispo nos pedía reuniones o telefónicamente se comunicaba con nosotros. También representantes de otras iglesias católicas.

– ¿Cuál era el argumento?

Ellos estaban en contra del uso de la palabra matrimonio, pero no era una cuestión religiosa, sino un cambio en el Código Civil.

– ¿Había mucha presión?

Sí. Me acuerdo por ejemplo que mi hija estaba haciendo la preparación para la comunión y llevaban gente para discutir del tema y plantearlo como una cuestión de vida o muerte. También nos pegaban en las radios.

En el colectivo LGTBIQ+ reconocen que la mayoría de la población estaba en contra. “Es una ciudad en crecimiento, pero que mantiene su cultura. Era entendible que la gente se oponga, a pesar de que la ley era sobre algo que ya existía, que son las parejas igualitarias. Quizás implementarla de un día para el otro les iba a costar. Pero ahora pasaron ya 10 años y muchos que negaron su apoyo ahora están colgándose”, reflexionó en diálogo con EL FEDERAL otro referente del colectivo, Leo Grabusca, que pese al rebrote de discriminación que hubo el último Día del Orgullo LGTBIQ+, consideró que en esta década “hubo mucho aprendizaje”.

By admin