Desde diferentes puntos de Argentina muchas personas han podido apreciar en las últimas noches un intenso color rojizo en la luna. En La Rioja se vio una suerte de un amarillo intenso.

Muchos pensaron que se trataba de un eclipse o algo similar, pero los expertos explican que el llamativo aspecto de la luna es otro, y no precisamente bueno: las partículas suspendidas en la atmósfera debido a la sequía y a los incendios forestales que azotan a la Mesopotamia.

Adrián Arquiola, astrónomo y director del Observatorio Astronómico Municipal de Funes, destaca en declaraciones a Infofunes que “el motivo fundamental” de esa coloración en la luna fue, en primer lugar, el humo que proviene de las islas del Río Paraná, “característico en este último tiempo” y, en segundo lugar, “el polvo de suspensión que es producto de la sequía” en toda la región.

“No era un eclipse, eran partículas de humo en la atmósfera, que dispersan más la luz azul, mientras que la roja sigue derecho”, indicó, por su parte, Carlos Silva, de la Asociación de Profesores de Física de la Argentina, que compartió en su cuenta de Twitter una imagen de la Luna en Rosario.

El docente de física denunció que, “más allá del extraño sentido de belleza, de admirar un fenómeno, hoy el aire es tóxico, irrespirable, cargado de dióxido de carbono y nos estamos enfermando”. “Los animales que viven en los humedales están muriendo. Hay que detener este ecocidio urgente”, alertó.

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