El papa Francisco se recupera favorablemente tras ser operado este domingo en Roma con anestesia general de manera satisfactoria de una dolencia común, según informaron en la noche del domingo fuentes del Vaticano.

El Pontífice ingresó por la tarde en un hospital para someterse a una operación de colon que ya tenía programada, según avanzó el portavoz del Vaticano, Matteo Bruni, en un escueto comunicado. El Pontífice, de 84 años, se trasladó al hospital Policlínico Gemelli de Roma después de celebrar en condiciones completamente normales el rezo dominical del Ángelus desde el palacio apostólico vaticano.

Según explicó la Santa Sede, Bergoglio sufría de “una estenosis diverticular sintomática del colon”, una inflamación relativamente común. Se trata de una operación que se realiza por laparoscopia por lo que el procedimiento no es particularmente invasivo. El doctor Sergio Alfieri era el encargado de llevar a cabo la intervención.

En la misma mañana del domingo Francisco anunció que viajará a Eslovaquia del 12 al 15 de septiembre próximo e irá a Bratislava y otras tres ciudades. Antes visitará Budapest para celebrar allí la misa conclusiva del 52º Congreso Eucarístico Internacional. “Me siento orgulloso de anunciar que del 12 al 15 de septiembre próximo, si Dios quiere, me desplazaré en Eslovaquia para hacer una visita pastoral”, dijo ante los fieles que lo escuchaban desde la plaza de San Pedro y que acogieron la noticia con aplausos.

Durante el Ángelus, Francisco habló de la necesidad de superar la “comodidad de la costumbre” y “la dictadura de los prejuicios”, que son “un riesgo que todos corremos”. Y añadió: “Pensamos que sabemos mucho de una persona, la etiquetamos y la encerramos en nuestros prejuicios”.

Aunque el Papa no toma vacaciones desde hace años, al igual que no lo hacía durante su etapa como arzobispo en Argentina, como él mismo ha explicado, Francisco reduce considerablemente su agenda en el mes de julio, cuando apenas tiene eventos públicos y suspende gran parte de sus citas fijas semanales, como las audiencias generales de los miércoles.

Francisco I ha cancelado en muy pocas ocasiones su agenda en sus ocho años de pontificado por problemas de salud. La pasada Navidad no participó en las celebraciones de fin de año, las misas del 31 de diciembre por la tarde y del 1 de enero por la mañana, debido a una “dolorosa ciática” que le obligó a guardar reposo.

En marzo de 2020 anuló por un fuerte resfriado su participación en los ejercicios espirituales que se celebran en un convento a las afueras de Roma y a los que habitualmente asiste antes de la Semana Santa. Hace unos años aplazó una visita a un hospital romano por una intoxicación alimentaria que también afectó a otros sacerdotes con los que convive en la residencia Santa Marta, dentro de los muros vaticanos.

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