Sin ánimos de generar alarma, hay que decir las cosas como son: La Rioja atraviesa una situación muy delicada, quizás la más compleja en años, por una combinación de factores. Al gravísimo brote de dengue y la pandemia mundial de coronavirus, se suma la obligación de empezar a pagar la irresponsable deuda que tomó en su momento la administración de Sergio Casas y que ponen al Estado provincial en riesgo de caer en cesación de pagos.

Entonces, por un lado, hay un sistema de salud que en lugar de planificar, parece estar corriendo detrás de los hechos y gestionando a partir de una premisa de “prueba y error”, con poca infraestructura y empleados que tienen más de un 40 por ciento de su sueldo en negro.

Y por otro lado, una deuda cuyo verdadero destino -más allá de las versiones sin chequear que circulan en las redes sociales- es todavía un misterio. El gobierno debe pagar en 10 días, según las fuentes consultadas, casi 15 millones de dólares, sólo de intereses del famoso “bono verde”. Se ha dicho que el dinero está, que La Rioja no va a caer en cesasión de pagos, pero en un contexto de crisis sanitaria, el pago podría generar agujeros financieros en otras áreas.

En esta editorial, los detalles de lo que (casi) nadie habla.

DEUDA

La provincia de La Rioja no pagó el pasado 24 de febrero un vencimiento de 14,7 millones de dólares de intereses del bono verde, que se utilizó para financiar la puesta en marcha de los parques eólicos provinciales en los que la gobernación es el accionista. Ahora entró en un período de gracia de 30 días que tiene para no ingresar en default. El 24 de marzo es el Día D.

A través de un comunicado enviado a la bolsa de Luxemburgo publicado por el diario Perfil, La Rioja informó que se iban a iniciar consultas con los tenedores de los bonos para renegociar la deuda, en sintonía con la situación a nivel nacional. Es lo mismo que pasó en la provincia de Buenos Aires.

La Rioja se convirtió en la primera provincia del país en obtener los denominados “green bonds”.

La Rioja es una de las provincias con mayor peso de deuda en dólares y la devaluación la acercentó. Los bonos en cuestión por 200 millones de dólares vencen en 2025 y fueron colocados a una tasa del 9,75 por ciento. Este año el gobierno debe enfrentar dos pagos: el de febrero y otro en agosto.

Varios medios nacionales se interesaron en el tema, como Perfil, El Cronista e Infobae. Este último entrevistó al jefe de Gabinete, Juan Luna Corzo, quien declaró: “Nuestra intención es negociar de manera clara y honesta un cronograma que nos permita pagar. Le comunicamos a la Nación que íbamos a seguir este camino y lo que nosotros estamos intentando es armar una curva de vencimientos de la deuda que, en línea con lo que dice la Nación, podamos pagar”.

De no concretarse un acuerdo y no cancelar la cuota de 14,7 millones de dólares antes del 24 de febrero, La Rioja caerá en default. Sería la primera vez que un “bono verde” atraviese esa situación.

Una alaración. De esto pocos hablan dentro de las fronteras provinciales. Hay más preocupación puertas afuera que dentro de La Rioja, pese a que es un tema clave que marcará la gestión de quienes gobiernen, en el mejor de los casos, hasta 2025.

DENGUE

La escena de la que EL FEDERAL fue testigo sucedió en una verdulería de la zona sur, cerca de la Terminal. “Mi hermano tuvo dengue”, comentó al pasar una vendedora que estaba en la caja. “Todos tenemos algún familiar o amigo que lo tuvo”, contestó una clienta. Y todos los presentes asintieron.

La realidad, entonces, supera cualquier opinión o apreciación personal. Basta con ver la situación de las guardias de los hospitales públicos a punto de colapsar. Muy lejos del “está todo bajo control” que espetó algún ministro, el conflicto es real. Incluso, según las fuentes consultadas para esta crónica, hubo pases de factura internos. “Subestimaron la problemática”, contó a EL FEDERAL un funcionario que participó de la mesa de debate.

Sala de emergencias barrio Antartida.

En ese marco, hubo omisiones en la comunicación, porque las cifras no coincidían con lo que se vía en los hospitales y alguna vez se mencionó un número de afectados menor que el del día anterior. Recién esta semana se empezaron a sincerar. Primero reconocieron que había muchos enfermos. Luego le pusieron números: 365 casos confirmados, 522 sospechosos y 150 probables. Son más de mil damnificados, la mayoría concentrados en la capital. Algo así como uno de cada 200 vecinos en la ciudad de La Rioja.

Aunque se negó que haya habido decesos por dengue, dos altas fuentes consultadas por EL FEDERAL (una autoridad hospitalaria y un médico) revelaron que hubieron dos muertes por dengue hemorrágico. Uno de ellos es un hombre de 52, de apellido iniciado con la letra M, que habría fallecido el viernes con muchas complicaciones.

Pasillos arrebatados de gente descompuestas por dengue

En las últimas semanas se multiplicaron en la fanpage y en la línea de denuncias de WhatsApp de EL FEDERAL los mensajes de lectores que coinciden en que la cantidad de gente que acude con síntomas de dengue a los hospitales y salas de emergencia es alarmante. Fuentes del Hospital Vera Barros aseguraron que el laboratorio no da a basto.

“Está fuera de control, aunque nuestra esperanza es que bajen la cantidad de personas infectadas por los trabajos de prevención que se empezaron a hacer cuando les explotó la bomba en las manos”, indicó una alta fuente hospitalaria, que conoce el problema de primera.

No obstante, la fuente sumó una buena noticia en medio de la incertidumbre: que ya estarían mermando la cantidad de contagios de dengue. Las tardías medidas preventivas estarían funcionando para paliar el problema.

La prergunta es si la falta de comunicación de estos temas es para evitar el alarmismo poblacional o para no exponer errores propios, o una política de ” prueba y error”, como definió una fuente sanitaria consultada.

Eso sí: el primero que debería dar explicaciones es el ministro de Salud, Juan Carlos Vergara. Sus roces con el director del Hospital Vera Barros, Sebastián Parisi fueron públicos. El funcionario tiene fama de autoritario y hay varias figuras de peso que no están conformes con su gestión y sus modos. Es el momento de trabajar en equipo y escuchar a los que saben.

CORONAVIRUS

El fin de semana se activaron las alarmas en el gobierno de La Rioja. Confluyeron varias cosas. Primero, por un reclamo generalizado que pedía a gritos la suspensión de las clases. A veces es difícil medir el pulso social, pero aquí estaba claro. Jujuy picó en punta y obligó a otros gobernadores a seguir sus pasos. En ese marco se dieron los primeros anuncios que el gobernador Ricardo Quintela hizo en persona, a través de un video, aunque se habló de dengue y no mencionó a la pandemia.

Pero además, algo pasó en La Rioja: la muerte de dos personas por “neumonía grave“, confirmadas por el ministro Vergara. Se activó el protocolo por coronavirus y se esperan los resultados de las muestras envíadas al Hospital Malbrán para ver de qué fallecieron. Hubo varias reuniones entre funcionarios. Fuentes que participaron de esos encuentros hablaron de “caras largas” y “mucha preocupación”.

Lo cierto es que estas dos muertes fueron el disparador para activar más medidas de prevención. La preocupación es doble: dengue y coronavirus.

Gobernadir óRicardo Quintela anunciando las medidas de prevención

Altas fuentes sanitarias indicaron que se trata de dos muertes, entre ellas, una mujer de unos 27 años. Ninguno tiene antecedentes de viajes a lugares de gran circulación de la enfermedad. Ahí radica parte de la preocupación.

En definitiva, el problema no es sólo el dengue. Es el dengue y el coronavirus en medio de una delicada situación económica nacional y provincial. Pero del otro lado, más allá de los problemas, hay una realidad: es el momento de confiar en las autoridades y no poner todo en duda, porque si desde arriba dicen “hay que evitar salir de casa” es necesario que la población haga caso. Fue así como China y Corea del Sur están superando la curva de contagios de coronavirus. Y La Rioja no es la excepción: necesita acciones claras y concretas para recuperar la confianza en los que gobiernan. Esa será una parte de la posible salida de la crisis.

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