Claudia y Daniel dialogaron en exclusiva con Radio Metro de la localidad de Chepes, y comentaron la verdadera noche de terror que debieron soportar tras intentar ingresar a la provincia, y la detención que sufrieron en la localidad de Milagro.
Pasadas las 22 horas de este miércoles llegaron al límite con la provincia de La Rioja, en la localidad de El Chacho, y los dejaron pasar, pero luego fueron retenidos en el control de Milagro, donde los obligaron a pasar la noche en su vehículo junto a su marido.
Claudia comentó que en una primera instancia fueron demorados en el límite de la provincia, en el paraje conocido como Las Salinas, donde se les pidió la documentación, la cual obraba en su poder, ya que habían viajado con todo en regla. Al constatar que en cuanto a papeles no les faltaba nada, les habrían expresado que el horario en el cual estaban ingresando no era el permitido por el decreto del gobernador, lo cual es cierto, pero ellos aclararon que a raíz del tratamiento que se extendió en el sanatorio cordobés debieron iniciar el viaje más tarde que de costumbre.
Tras varias idas y vueltas les permitieron el paso, pero al llegar a la localidad de Milagro fueron detenidos y demorados en su marcha por órdenes de la superioridad, ya que consideraban que tenían que regresar a Las Salinas y de allí ser enviados a la capital provincial para cumplir con la cuarentena. Aquí es donde inició una verdadera pesadilla, tanto para Claudia como para su esposo Daniel.
Precisamente “Chori”, como lo conocen a Daniel, se refirió puntualmente a las explicaciones brindadas desde la plana mayor de la policía, donde los acusaban de evadir y escaparse del control de Las Salinas, y que había registro en video de las cámaras de seguridad. “¿Cómo voy a evadir un control? Tienen dos vehículos, no tienen bicicletas, está lleno de conos que tienen que levantar para poder pasar. Entonces ¿cómo pueden decir una mentira grande? Es inhumano lo que han hecho, es una guachada”, dijo.
Daniel también relató una parte muy triste de lo que les tocó vivir cuando explicó: que “Es un daño moral muy grande lo que ha hecho a mis hijos por su madre, mi señora no se podía acomodar para poder dormir aunque sea 20 minutos, la hicieron parir como un animal, hacer pis en un taper en el que yo llevo la comida, mearse en los pantalones, no traer ni una enfermera, no poderle darle las pastillas a ella porque son fuertes, eso me dolió muy mucho”. Y se preguntó si acaso el jefe de policía, Rubén Garay, no tiene madre.
Recién a las 10 de la mañana les permitieron el paso, pero no sin antes advertirles que era la última vez que eso sucedía, y para colmo de males, a los pocos kilómetros el automóvil se “fundió” producto de haberlo tenido en funcionamiento toda la noche para intentar calefaccionarlo.
La odisea culminó cuando por fin pudieron llegar a “tiro” a su vivienda y reencontrarse con la familia, la misma que también debió soportar horas de angustia y dolor por lo que sucedió en la noche.
Fuente: El Cronista de Chepes