*Por Juan Pablo Parrilla

El domingo, el Centro de Veteranos de La Rioja informó el fallecimiento de uno de sus fundadores, Julio Cepeda, uno de los tres riojanos que sobrevivieron al hundimiento del ARA General Belgrano.

Julio Ezequiel Cepeda, parte de la famosa “Clase 62”, había subido al crucero en Puerto Belgrano, en Bahía Blanca, el 16 de abril de 1982. Su misión era cubrir un sistema antiaéreo de montaje cuádruple, según él mismo recordó hace unos años en una columna publicada en varios medios. No era parte de la tripulación principal.

Cuando el 2 de mayo a las 15.55 horas el submarino nuclear inglés HMS Conqueror disparó los dos torpedos que hirieron de muerte al crucero argentino, Cepeda estaba preparándose para ingresar de guardia cinco minutos más tarde.

Las explosiones lo sorprendieron en la primera cubierta, debajo de la cubierta principal, frente a la cantina, donde habían colocado unas camas para varios marinos que no eran parte de la dotación principal. Por allí pasaba un caño de refrigeración del petróleo que salía de las calderas, que reventó e hirió a todos que estaba allí.

Con quemaduras de primer, segundo y tercer grado, Julio Cepeda fue subido a una balsa junto a 19 compañeros, que fueron rescatados por el ARA Luis Piedra Buena luego de 33 horas a la deriva.

Dada la gravedad de sus lesiones, fue trasladado en helicóptero al buque hospital ARA Bahía Paraíso, que cinco días más tarde lo dejó en el puerto de Ushuaia, desde donde a su vez fue llevado en avión al hospital militar de Puerto Belgrano.

La recuperación fue larga. Estuvo internado durante 3 meses y le realizaron siete cirugías en la boca. “En todo ese tiempo no pude ver a mis padres, porque me tenían escondido. Imagínese como sufrieron ellos, yo era hijo único”, repasó en una entrevista en 2015 con Opina La Rioja.

Julio, durante su estadía en el Hospital Militar.

Esos tres meses fueron una tortura, peor que estar en la balsa. La Cruz Roja Internacional me salvó. Por eso digo ‘Guerra, nunca más'”, planteó.

De vuelta a Malvinas

En junio de 1998, Julio viajó hasta el lugar del hundimiento junto a otros seis veteranos de guerra y 64 familiares de los caídos. A pesar del clima embravecido del océano Atlántico, lograron llegar a la zona en el ARA Almirante Irízar y realizar un homenaje.

Así relató ese viaje una crónica del diario La Nación:

“Mario Macedo, Miguel Soto, Héctor Spessot, Daniel Ramírez, Fernando Jaime, Julio Cepeda y José Gómez fueron testigos de lo ocurrido y exponen el drama después de 30 horas en el mar y 16 años de angustia.

Cepeda, de La Rioja, y Gómez, de Trelew, cuentan que vencieron el miedo y que la deuda está saldada. Con ellos y con sus 323 ‘camaradas’.

Sin embargo, Cepeda nunca borrará de su mente el recuerdo del ancla desprendiéndose del barco y cayendo sobre la balsa que él ocupó, junto a otros tres marinos”.

En La Rioja

Cepeda fue uno de los fundadores del Centro de Veteranos de Guerra de Malvinas “Argentina sentimiento”, del que fue presidente. Fue un firme defensor de la “causa Malvinas”, siempre luchó por los derechos de los veteranos y fue un impulsor de acciones en distintos ámbitos, como las escuelas, para mantener la memoria viva.

“Día tras día tenemos que contener a los veteranos que viven en La Rioja. Vienen con sus problemas físicos y psicológicos”, explicó en una entrevista. “Todos los días y todas las noches son Malvinas para nosotros, no se imaginan lo que se sufre”, sentenció.

El actual presidente del centro, Eduardo Barrera, recordó en una entrevista con EL FEDERAL que Cepeda fue “uno de los precursores de la asociación, el que hizo parir ese lugar donde podemos charlar y despejar nuestras penas y tristezas, contar nuestras alegrías, escucharnos y darnos fuerzas entre nosotros“.

“Las asociación además nos permite seguir haciendo cosas por la patria y la sociedad. Entregamos bolsones, tenemos un comedor, hacemos cursos de ayuda escolar y con salida laboral, y muchas actividades para los socios afiliados al PAMI”, destacó el actual presidente del Centro de Veteranos.

Sobre el final de la charla, Barreda -también marino- hizo una reflexión sobre el paso del tiempo. “Estamos grandes, entonces cada vez se achica más el círculo y las bajas son mayores. Perdimos a nuestro vicepresidente el 24 de diciembre, su señora falleció hace 10 días, ahora lo perdimos a Julio y hay algunos camaradas enfermos. Pero no queremos que se pierdan nuestras experiencias, nuestras historias de vida. Cada uno tuvo la suya, vivió la guerra de una manera y tiene distintas anécdotas y miradas de lo que pasó”, observó.

El domingo Julio Cepeda fue despedido por sus seres queridos. El cotejo fúnebre paró frente al monumento de Malvinas, sobre la avenida 2 de abril, donde se entonó un Toque de Silencio. Y entre aplausos, le dieron el último adiós.

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