Quizás suena un poco agresivo decir que será obligatoria, hay gente que tiene alguna duda de lo que escucha, cierta incertidumbre o hasta se siente amenazada, por eso nuestro camino es la información, pero la mayor parte de la población adhiere a las vacunas y se vacunaría contra el coronavirus”, sostuvo la funcionaria en una entrevista radial.

En la Argentina tenemos un marco legal, que es la ley de vacunas, que dice que la vacunación es gratuita porque es un signo de equidad y porque el Estado nacional provee las vacunas para que la población acceda independientemente de su posibilidad de pagarlo”, agregó.

Es obligatoria porque es un bien social que está por sobre el beneficio individual. Si yo decido no vacunarme, no solamente me puedo enfermar yo sino también propagar una enfermedad”, explicó.

Vizzotti adelantó que la prioridad la tendrán el personal de salud, agentes de seguridad, fuerzas armadas y bomberos, los mayores de 60 años y las personas que tengas condiciones de riesgo. “Ese universo es de 12 millones de personas”, especificó.

La secretaria de Acceso a la Salud reiteró que el Estado elabora un plan de vacunación masivo, pero que no aplicará “ningún biológico de ningún país de ninguna marca que no cumpla con los requisitos y que no tenga el aval de la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (Anmat)”.

El Gobierno pretende tener una “cartera de vacunas”: por eso firmó un acuerdo con el laboratorio AstraZeneca y la Universidad de Oxford, que desarrollan una de manera conjunta, como así también con Rusia, donde Vizzotti estuvo la semana pasada, para interiorizarse de la Sputnik V, aunque todavía no existe una que haya terminado la fase 3. Al mismo tiempo avanza la del Laboratorio Pfizer, en sociedad con BioNTech, con pruebas a voluntarios en la Argentina.

Alberto Fernández fue el encargado de comunicar el acuerdo entre la Argentina y Rusia: “El Estado Nacional tiene la posibilidad de adquirir, entre diciembre y enero, 25 millones de vacunas Sputnik V desarrolladas por el Instituto Gamaleya de Rusia”. Luego, ante la críticas de parte de la oposición, el Presidente pidió: “No le preguntamos a nadie qué ideología tiene esta vacuna. Nunca estuvimos tan cerca de vencer la enfermedad”.

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