“No creí haber hecho nada destacable ni digno de mención”, respondió Carlos Medina ante el llamado. Para el nacido, criado y radicado en la ciudad de Hernando, una pequeña localidad ubicada en el interior de la provincia de Córdoba, recibirse de abogado a los 54 años no merecía ser presumido. Su familia y sus amigos lograron que sintiera lo contrario. Sargento 1° de la Policía de Córdoba de profesión y amante de la vida rural por herencia paterna, buscó a tres años de su retiro en la Fuerza un título que soló durante su adolescencia.

“Siempre quise estudiar una carrera universitaria y nunca perdí la esperanza. Formé una familia y mis hijos ya se hicieron adultos. Los encaminé lo mejor que pude y me di la oportunidad”, contó Medina.

Realizó la carrera de Abogacía a distancia en la Universidad Siglo 21. “La hice en el Centro de Aprendizaje Universitario de General Deheza, una ciudad muy linda y pujante de Córdoba. Comencé en 2017 y culminé en diciembre del año pasado. Se me abrió la oportunidad y no dudé”, explicó.

La cursada fue a distancia y para los exámenes debía presentarse en la sede facultativa. “Por la pandemia rendí los finales de manera virtual”, aclaró Medina, quien cumple sus funciones policiales en la localidad de Las Perdices.

“Mi papá también era policía y tengo un hermano militar retirado, que hizo toda su carrera en el Ejército. Mi viejo, hasta que entró a la Policía, hizo de todo. ‘Iba a la máquina’, como decimos acá. Trabajaba en el campo, era boyero, arreaba, hacía changas. Mi abuelo también”, reveló.

El flamante letrado fue convocado a la entrega de diplomas y decidió viajar hasta allí de una manera particular. “Quise ir en caballo para pasear e ir visitando amigos durante el trayecto. Son 50 kilómetros y los hice en dos días. Salí el domingo al mediodía y el acto fue el lunes a las 15. Paré a dormir en el campo de gente amiga. En septiembre de 2018, mi hijo mayor se fue a Río Cuarto a buscar el diploma cuando se recibió de veterinario. También a caballo. Son 110 kilómetros, los hicimos juntos. Esta vez busqué imitar aquella aventura”, relató. Al hombre de 54 años también lo acompañó su madre

Medina ahondó en detallar que “el tema de los caballos es una pasión, como al que le gusta pescar o ir a la cancha. Para nosotros es un esparcimiento. Ni trabajamos con los caballos, ni tenemos campo. Pero decidí que el último paso que iba a dar en la universidad quería hacerlo paseando. Fue algo muy íntimo porque viajé solo. Me encontré con amigos, di vueltas, pasé a saludar a muchos que no veía hace tiempo”.

Y agregó: “Fui montando un caballo mío; un criollo de nueve años, muy dispuesto, muy bien alimentado. Es extraordinario. El otro es un caballo peruano. Lo compré hace poco y lo estoy terminando de amansar, para que aprenda a no asustarse y se despabile”.

Cuando le comunicaron la fecha y el horario de la entrega del título, Medina solicitó que el acto sea en el Monumento a los Veteranos y Caídos en la Guerra de Malvinas. “Invité a dos veteranos que viven en Deheza. Lo hice porque considero que Malvinas es una causa nacional. Que es una de las pocas cosas que nos podría unir definitivamente a todos los argentinos. A todos. Es la causa por la que deberíamos aspirar a estar juntos”, dijo.

“Mi prioridad es continuar con mi carrera policial. Concluirla lo mejor que pueda y realizar algunas tareas ligadas al Derecho. En estos días voy a matricularme, pero no es que voy a salir a buscar trabajo. Ya tengo, y debo conciliar el tiempo de mi profesión con la abogacía. Mi prioridad es la policía. Me deben faltar tres años para retirarme”, sostuvo Medina.

“La Policía, como el Ejército, es una profesión y una función de hombres jóvenes. A los 50 años quedamos obsoletos, somos viejos. El hombre entre los 45 y 50 llega a la potencialidad de su vida. En esta profesión soy medio veterano, pero considero que la edad está en el documento, no en el alma. Cuando me retire de la Policía pasaré a la pasividad y ahí voy a ejercer. Porque esta nueva profesión se gana en la calle, con experiencia”, completó.

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